lunes, 19 de agosto de 2013

Consejos de San Jose Maria Escriva (A LA SANTA PUREZA )


CONSEJOS RESPECTO A LA SANTA PUREZA 

La santa pureza la da Dios cuando se pide con humildad.

¿Qué hermosa es la santa pureza! Pero no es santa, ni agradable a Dios, si la separamos de la
caridad.
La caridad es la semilla que crecerá y dará frutos sabrosísimos con el riego, que es la pureza.
Sin caridad, la pureza es infecunda, y sus aguas estériles convierten las almas en un lodazal,
en una charca inmunda, de donde salen vaharadas de soberbia.

¿Pureza? -preguntan. Y se sonríen. -Son los mismos que van al matrimonio con el cuerpo
marchito y el alma desencantada.
Os prometo un libro -si Dios me ayuda- que podrá llevar este título: "Celibato, Matrimonio y
Pureza".

Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de
quienes creen que el hombre es una bestia.
-Y esa cruzada es obra vuestra.

Muchos viven como ángeles en medio del mundo. -Tú... ¿por qué no?

Cuando te decidas con firmeza a llevar vida limpia, para ti la castidad no será carga: será
corona triunfal.
 
 Me escribías, médico apóstol: "Todos sabemos por experiencia que podemos ser castos,
viviendo vigilantes, frecuentando los Sacramentos y apagando los primeros chispazos de la
pasión sin dejar que tome cuerpo la hoguera. Y precisamente entre los castos se cuentan los
hombres más íntegros, por todos los aspectos. Y entre los lujuriosos dominan los tímidos,
egoístas, falsarios y crueles, que son características de poca virilidad".

Yo quisiera -me has dicho- que Juan, el adolescente, tuviera una confidencia conmigo y me
diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón.
Si verdaderamente quieres, díselo: y sentirás ánimos y tendrás consejo.

La gula es la vanguardia de la impureza.

No quieras dialogar con la concupiscencia: despréciala.

El pudor y la modestia son hermanos pequeños de la pureza.

Sin la santa pureza no se puede perseverar en el apostolado.

Quítame, Jesús, esa corteza roñosa de podredumbre sensual que recubre mi corazón, para
que sienta y siga con facilidad los toques del Paráclito en mi alma.

Nunca hables, ni para lamentarte, de cosas o sucesos impuros. -Mira que es materia más
pegajosa que la pez. -Cambia de conversación, y, si no es posible, síguela, hablando de la
necesidad y hermosura de la santa pureza, virtud de hombres que saben lo que vale su alma.

No tengas la cobardía de ser "valiente": ¡huye!

Los santos no han sido seres deformes; casos para que los estudie un médico modernista.
Fueron, son normales: de carne, como la tuya. -Y vencieron.

Aunque la carne se vista de seda... -Te diré, cuando te vea vacilar ante la tentación, que oculta
su impureza con pretextos de arte, de ciencia..., ¡de caridad!
Te diré, con palabras de un viejo refrán español: aunque la carne se vista de seda, carne se
queda.

¡Si supieras lo que vales!... -Es San Pablo quien te lo dice: has sido comprado "pretio magno"
-a gran precio.
Y luego te dice: "glorificate et portate Deum in corpore vestro" -glorifica a Dios y llévale en tu
cuerpo.

Cuando has buscado la compañía de una satisfacción sensual... ¡qué soledad luego!

¡Y pensar que por una satisfacción de un momento, que dejó en ti posos de hiel y acíbar, me
has perdido el "camino"!

"Infelix ego homo!, quis me liberabit de corpore mortis huius?" -¡Pobre de mí!, ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte? -Así clama San Pablo. -Anímate: él también luchaba.

A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la
esperanza, que no es falta de generosidad.

No te preocupes, pase lo que pase, mientras no consientas. -Porque sólo la voluntad puede
abrir la puerta del corazón e introducir en él esas execraciones.

En tu alma parece que materialmente oyes: "¡ese prejuicio religioso!"... -Y después la defensa
elocuente de todas las miserias de nuestra pobre carne caída: "¡sus derechos!".
Cuando esto te suceda di al enemigo que hay ley natural y ley de Dios, ¡y Dios! -Y también
infierno.

"Domine!" -¡Señor!- "si vis, potes me mundare" -si quieres, puedes curarme.
-¡Qué hermosa oración para que la digas muchas veces con la fe del leprosito cuando te
acontezca lo que Dios y tú y yo sabemos! -No tardarás en sentir la respuesta del Maestro: "volo,
mundare!" -quiero, ¡sé limpio!

Por defender su pureza San Francisco de Asís se revolcó en la nieve, San Benito se arrojó a un
zarzal, San Bernardo se zambulló en un estanque helado... -Tú, ¿qué has hecho?

La pureza limpísima de toda la vida de Juan le hace fuerte ante la Cruz. -Los demás apóstoles
huyen del Gólgota: él, con la Madre de Cristo, se queda.
-No olvides que la pureza enrecia, viriliza el carácter.

Un grupo de jóvenes en noble y alegre camaradería. Se oye una canción, y después otra y más.
Aquel muchacho del bigote moreno sólo oyó la primera:
Corazones partidos
yo no los quiero;
y si le doy el mío,
lo doy entero.
"¡Qué resistencia a dar mi corazón entero!" -Y la oración brotó, en cauce manso y ancho.

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ORACIÓN A SAN JOSEMARÍA

Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme por la intercesión de San Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.



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