CONSEJOS RESPECTO A LA INFANCIA ESPIRITUAL
Procura conocer la "vía de infancia espiritual", sin "forzarte" a seguir ese camino. -Deja obrar
al Espíritu Santo.
Camino de infancia. -Abandono. -Niñez espiritual. -Todo esto no es una bobería, sino una
fuerte y sólida vida cristiana.
En la vida espiritual de infancia las cosas que dicen o hacen los "niños" nunca son niñerías y
puerilidades.
La infancia espiritual no es memez espiritual, ni "blandenguería": es camino cuerdo y recio
que, por su difícil facilidad, el alma ha de comenzar y seguir llevada de la mano de Dios.
La infancia espiritual exige la sumisión del entendimiento, más difícil que la sumisión de la
voluntad. -Para sujetar el entendimiento se precisa, además de la gracia de Dios, un continuo
ejercicio de la voluntad, que niega, como niega a la carne, una y otra vez y siempre, dándose, por
consecuencia, la paradoja de que quien sigue el "Caminito de infancia", para hacerse niño,
necesita robustecer y virilizar su voluntad.
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién pide... la luna? -¿Quién
no repara en peligros para conseguir su deseo? "Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios,
el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su
capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal
como indudablemente Dios los quiere.
Sé niño. -Más aún. -Pero no te me plantes en la "edad del pavo": ¿Has visto algo más tonto
que un chiquillo "hombreando", o un hombre "niñoide"? Niño, con Dios: y, por serlo, hombre
muy viril en todo lo demás. -¡Ah!: y deja esas mañas de perro faldero.
A veces nos sentimos inclinados a hacer pequeñas niñadas. -Son pequeñas obras de maravilla
delante de Dios, y, mientras no se introduzca la rutina, serán desde luego esas obras fecundas,
como fecundo es siempre el Amor.
Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de
dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. -No lo olvides.
Niño, enciéndete en deseos de reparar las enormidades de tu vida de adulto.
Niño bobo: el día que ocultes algo de tu alma al Director, has dejado de ser niño, porque
habrás perdido la sencillez.
Niño, cuando lo seas de verdad, serás omnipotente.
Siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los disgustos para volver a sus
juegos ordinarios. -Por eso, con el abandono, no habréis de preocuparos, ya que descansaréis en
el Padre.
Niño, ofrécele cada día... hasta tus fragilidades.
Niño bueno: ofrécele el trabajo de aquellos obreros que no le conocen; ofrécele la alegría
natural de los pobres chiquitines que frecuentan las escuelas malvadas...
Los niños no tienen nada suyo, todo es de sus padres..., y tu Padre sabe siempre muy bien
cómo gobierna el patrimonio.
Sé pequeño, muy pequeño. -No tengas más que dos años de edad, tres a lo sumo. -Porque los
niños mayores son unos pícaros que ya quieren engañar a sus padres con inverosímiles
mentiras.
Es que tienen la maldad, el "fomes" del pecado, pero les falta la experiencia del mal, que les
dará la ciencia de pecar, para cubrir con apariencia de verdad lo falso de sus engaños.
Han perdido la sencillez, y la sencillez es indispensable para ser chicos delante de Dios.
Pero ¡niño!, ¿por qué te empeñas en andar con zancos?
No quieras ser mayor. -Niño, niño siempre, aunque te mueras de viejo.
-Cuando un niño tropieza y cae, a nadie choca...: su padre se apresura a levantarle.
Cuando el que tropieza y cae es mayor, el primer movimiento es de risa. -A veces, pasado ese
primer ímpetu, lo ridículo da lugar a la piedad. -Pero los mayores se han de levantar solos.
Tu triste experiencia cotidiana está llena de tropiezos y caídas. ¿Qué sería de ti si no fueras
cada vez más niño?
No quieras ser mayor. -Niño, y que, cuando tropieces, te levante la mano tu Padre-Dios.
Niño, el abandono exige docilidad.
No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que se hacen como niños.
Paradojas de un alma pequeña. -Cuando Jesús te envíe sucesos que el mundo llama buenos,
llora en tu corazón, considerando la bondad de El y la malicia tuya: cuando Jesús te envíe
sucesos que la gente califica de malos, alégrate en tu corazón, porque El te da siempre lo que
conviene y entonces es la hermosa hora de querer la Cruz.
Niño audaz, grita: ¡Qué amor el de Teresa! -¡Qué celo el de Xavier! -¡Qué varón más
admirable San Pablo! -¡Ah, Jesús, pues yo... te quiero más que Pablo, Xavier y Teresa!
Procura conocer la "vía de infancia espiritual", sin "forzarte" a seguir ese camino. -Deja obrar
al Espíritu Santo.
Camino de infancia. -Abandono. -Niñez espiritual. -Todo esto no es una bobería, sino una
fuerte y sólida vida cristiana.
En la vida espiritual de infancia las cosas que dicen o hacen los "niños" nunca son niñerías y
puerilidades.
La infancia espiritual no es memez espiritual, ni "blandenguería": es camino cuerdo y recio
que, por su difícil facilidad, el alma ha de comenzar y seguir llevada de la mano de Dios.
La infancia espiritual exige la sumisión del entendimiento, más difícil que la sumisión de la
voluntad. -Para sujetar el entendimiento se precisa, además de la gracia de Dios, un continuo
ejercicio de la voluntad, que niega, como niega a la carne, una y otra vez y siempre, dándose, por
consecuencia, la paradoja de que quien sigue el "Caminito de infancia", para hacerse niño,
necesita robustecer y virilizar su voluntad.
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién pide... la luna? -¿Quién
no repara en peligros para conseguir su deseo? "Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios,
el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su
capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal
como indudablemente Dios los quiere.
Sé niño. -Más aún. -Pero no te me plantes en la "edad del pavo": ¿Has visto algo más tonto
que un chiquillo "hombreando", o un hombre "niñoide"? Niño, con Dios: y, por serlo, hombre
muy viril en todo lo demás. -¡Ah!: y deja esas mañas de perro faldero.
A veces nos sentimos inclinados a hacer pequeñas niñadas. -Son pequeñas obras de maravilla
delante de Dios, y, mientras no se introduzca la rutina, serán desde luego esas obras fecundas,
como fecundo es siempre el Amor.
Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de
dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. -No lo olvides.
Niño, enciéndete en deseos de reparar las enormidades de tu vida de adulto.
Niño bobo: el día que ocultes algo de tu alma al Director, has dejado de ser niño, porque
habrás perdido la sencillez.
Niño, cuando lo seas de verdad, serás omnipotente.
Siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los disgustos para volver a sus
juegos ordinarios. -Por eso, con el abandono, no habréis de preocuparos, ya que descansaréis en
el Padre.
Niño, ofrécele cada día... hasta tus fragilidades.
Niño bueno: ofrécele el trabajo de aquellos obreros que no le conocen; ofrécele la alegría
natural de los pobres chiquitines que frecuentan las escuelas malvadas...
Los niños no tienen nada suyo, todo es de sus padres..., y tu Padre sabe siempre muy bien
cómo gobierna el patrimonio.
Sé pequeño, muy pequeño. -No tengas más que dos años de edad, tres a lo sumo. -Porque los
niños mayores son unos pícaros que ya quieren engañar a sus padres con inverosímiles
mentiras.
Es que tienen la maldad, el "fomes" del pecado, pero les falta la experiencia del mal, que les
dará la ciencia de pecar, para cubrir con apariencia de verdad lo falso de sus engaños.
Han perdido la sencillez, y la sencillez es indispensable para ser chicos delante de Dios.
Pero ¡niño!, ¿por qué te empeñas en andar con zancos?
No quieras ser mayor. -Niño, niño siempre, aunque te mueras de viejo.
-Cuando un niño tropieza y cae, a nadie choca...: su padre se apresura a levantarle.
Cuando el que tropieza y cae es mayor, el primer movimiento es de risa. -A veces, pasado ese
primer ímpetu, lo ridículo da lugar a la piedad. -Pero los mayores se han de levantar solos.
Tu triste experiencia cotidiana está llena de tropiezos y caídas. ¿Qué sería de ti si no fueras
cada vez más niño?
No quieras ser mayor. -Niño, y que, cuando tropieces, te levante la mano tu Padre-Dios.
Niño, el abandono exige docilidad.
No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que se hacen como niños.
Paradojas de un alma pequeña. -Cuando Jesús te envíe sucesos que el mundo llama buenos,
llora en tu corazón, considerando la bondad de El y la malicia tuya: cuando Jesús te envíe
sucesos que la gente califica de malos, alégrate en tu corazón, porque El te da siempre lo que
conviene y entonces es la hermosa hora de querer la Cruz.
Niño audaz, grita: ¡Qué amor el de Teresa! -¡Qué celo el de Xavier! -¡Qué varón más
admirable San Pablo! -¡Ah, Jesús, pues yo... te quiero más que Pablo, Xavier y Teresa!
.
.
.
.
.
.
.
ORACIÓN
A SAN JOSEMARÍA
Oh Dios, que
por mediación de la Santísima Virgen otorgaste
a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole
como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino
de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento
de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también
convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión
de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la
Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando
los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme
por la intercesión de San Josemaría el favor que
te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario