lunes, 19 de agosto de 2013

Consejos de San Jose Maria Escriva (ESTUDIO)


CONSEJOS RESPECTO AL ESTUDIO

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea.

Estudio. -Obediencia: "non multa, sed multum".

Oras, te mortificas, trabajas en mil cosas de apostolado..., pero no estudias. -No sirves
entonces si no cambias.
El estudio, la formación profesional que sea, es obligación grave entre nosotros.

Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración.

Si has de servir a Dios con tu inteligencia, para ti estudiar es una obligación grave.

Frecuentas los Sacramentos, haces oración, eres casto... y no estudias... -No me digas que eres
bueno: eres solamente bondadoso.

Antes, como los conocimientos humanos -la ciencia- eran muy limitados, parecía muy posible
que un solo individuo sabio pudiera hacer la defensa y apología de nuestra Santa Fe.
Hoy, con la extensión y la intensidad de la ciencia moderna, es preciso que los apologistas se
dividan el trabajo para defender en todos los terrenos científicamente a la Iglesia.
-Tú... no te puedes desentender de esta obligación.

Libros: no los compres sin aconsejarte de personas cristianas, doctas y discretas. -Podrías
comprar una cosa inútil o perjudicial.
¡Cuántas veces creen llevar debajo del brazo un libro... y llevan una carga de basura!

Estudia. -Estudia con empeño. -Si has de ser sal y luz, necesitas ciencia, idoneidad.
¿O crees que por vago y comodón vas a recibir ciencia infusa?

Está bien que pongas ese empeño en el estudio, siempre que pongas el mismo empeño en
adquirir la vida interior.

No olvides que antes de enseñar hay que hacer. -"Coepit facere et docere", dice de Jesucristo
la Escritura Santa: comenzó a hacer y a enseñar.
-Primero, hacer. Para que tú y yo aprendamos.

Trabaja. -Cuando tengas la preocupación de una labor profesional, mejorará la vida de tu
alma: y serás más varonil, porque abandonarás ese "espíritu de chinchorrería" que te consume.

Educador: el empeño innegable que pones en conocer y practicar el mejor método para que
tus alumnos adquieran la ciencia terrena ponlo también en conocer y practicar la ascética
cristiana, que es el único método para que ellos y tú seáis mejores.

¡Cultura, cultura! -Bueno: que nadie nos gane a ambicionarla y poseerla. -Pero, la cultura es
medio y no fin.

Estudiante: fórmate en una piedad sólida y activa, destaca en el estudio, siente anhelos firmes
de apostolado profesional. -Y yo te prometo, con ese vigor de tu formación religiosa y científica,
prontas y dilatadas expansiones.

Sólo te preocupas de edificar tu cultura. -Y es preciso edificar tu alma. -Así trabajarás como
debes, por Cristo: para que El reine en el mundo hace falta que haya quienes, con la vista en el
cielo, se dediquen prestigiosamente a todas las actividades humanas, y, desde ellas, ejerciten
calladamente -y eficazmente- un apostolado de carácter profesional.

Tu desidia, tu dejadez, tu gandulería son cobardía y comodidad -te lo arguye de continuo la
conciencia-, pero "no son camino".

Queda tranquilo si asentaste una opinión ortodoxa, aunque la malicia del que te escuchó le
lleve a escandalizarse. -Porque su escándalo es farisaico.

No es suficiente que seas sabio, además de buen cristiano. -Si no corriges las maneras bruscas
de tu carácter, si haces incompatibles tu celo y tu ciencia con la buena educación, no entiendo
que puedas ser santo. -Y, si eres sabio, aunque lo seas, deberías estar amarrado a un pesebre,
como un mulo.

Con ese aire de suficiencia resultas un tipo molesto y antipático, te pones en ridículo, y, lo que
es peor, quitas eficacia a tu trabajo de apóstol.
No olvides que hasta las "medianías" pueden pecar por demasiado sabias.

Tu misma inexperiencia te lleva a esa presunción, a esa vanidad, a eso que tú crees que te da
aire de importancia.
-Corrígete, por favor. Necio y todo, puedes llegar a ocupar cargos de dirección (más de un
caso se ha visto), y, si no te persuades de tu falta de dotes, te negarás a escuchar a quienes
tengan don de consejo. Y causa miedo pensar el daño que hará tu desgobierno.

Aconfesionalismo. Neutralidad. -Viejos mitos que intentan siempre remozarse.
¿Te has molestado en meditar lo absurdo que es dejar de ser católico, al entrar en la
Universidad o en la Asociación profesional o en la Asamblea sabia o en el Parlamento, como
quien deja el sombrero en la puerta?

Aprovéchame el tiempo. -No te olvides de la higuera maldecida. Ya hacía algo: echar hojas.
Como tú...
-No me digas que tienes excusas. -No le valió a la higuera -narra el Evangelista- no ser tiempo
de higos, cuando el Señor los fue a buscar en ella.
-Y estéril quedó para siempre.

Los que andan en negocios humanos dicen que el tiempo es oro. -Me parece poco: para los
que andamos en negocios de almas el tiempo es ¡gloria!

No me explico que te llames cristiano y tengas esa vida de vago inútil. -¿Olvidas la vida de
trabajo de Cristo?

Todos los pecados -me has dicho- parece que están esperando el primer rato de ocio. ¡El ocio
mismo ya debe ser un pecado!

 -El que se entrega a trabajar por Cristo no ha de tener un momento libre, porque el descanso
no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo.

Estar ocioso es algo que no se comprende en un varón con alma de apóstol.

Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor profesional, y habrás santificado el trabajo.

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ORACIÓN A SAN JOSEMARÍA

Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme por la intercesión de San Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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