CONSEJOS RESPECTO A LA FE
Algunos pasan por la vida como por un túnel, y no se explican el esplendor y la seguridad y el
calor del sol de la fe.
¡Con qué infame lucidez arguye Satanás contra nuestra Fe Católica!
Pero, digámosle siempre, sin entrar en discusiones: yo soy hijo de la Iglesia.
Sientes una fe gigante... -El que te da esa fe, te dará los medios.
Te lo dice san Pablo, alma de apóstol: "Justus ex fide vivit." -El justo vive de la fe.
-¿Qué haces que dejas que se apague ese fuego?
Fe. -Da pena ver de qué abundante manera la tienen en su boca muchos cristianos, y con qué
poca abundancia la ponen en sus obras.
-No parece sino que es virtud para predicarla, y no para practicarla.
Pide humildemente al Señor que te aumente la fe. -Y luego, con nuevas luces, juzgarás bien
las diferencias entre las sendas del mundo y tu camino de apóstol.
¡Con qué humildad y con qué sencillez cuentan los evangelistas hechos que ponen de
manifiesto la fe floja y vacilante de los Apóstoles!
-Para que tú y yo no perdamos la esperanza de llegar a tener la fe inconmovible y recia que
luego tuvieron aquellos primeros.
¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica! -Da solución a todas nuestras ansiedades, y aquieta el
entendimiento y llena de esperanza el corazón.
No soy "milagrero". -Te dije que me sobran milagros en el Santo Evangelio para asegurar
fuertemente mi fe. -Pero me dan pena esos cristianos -incluso piadosos, "¡apostólicos!"- que se
sonríen cuando oyen hablar de caminos extraordinarios, de sucesos sobrenaturales. -Siento
deseos de decirles: sí, ahora hay también milagros: ¡nosotros los haríamos si tuviéramos fe!
Enciende tu fe. -No es Cristo una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la
historia.
¡Vive!: "Jesus Christus heri et hodie: ipse et in saecula!" -dice San Pablo- ¡Jesucristo ayer y
hoy y siempre!
"Si habueritis fidem, sicut granum sinapis!" -¡Si tuvierais fe tan grande como un granito de
mostaza!...
-¡Qué promesas encierra esa exclamación del Maestro!
Dios es el de siempre. -Hombres de fe hacen falta: y se renovarán los prodigios que leemos en
la Santa Escritura.
-"Ecce non est abbreviata manus Domini" -¡El brazo de Dios, su poder, no se ha
empequeñecido!
No tienen fe. -Pero tienen supersticiones. Risa y vergüenza nos dio aquel poderoso que perdía
su tranquilidad al oír una determinada palabra, de suyo indiferente e inofensiva -que era, para
él, de mal agüero- o al ver girar la silla sobre una pata.
"Omnia possibilia sunt credenti" -Todo es posible para el que cree. -Son palabras de Cristo.
-¿Qué haces, que no le dices con los apóstoles: "adauge nobis fidem!" -¡auméntame la fe!?
Algunos pasan por la vida como por un túnel, y no se explican el esplendor y la seguridad y el
calor del sol de la fe.
¡Con qué infame lucidez arguye Satanás contra nuestra Fe Católica!
Pero, digámosle siempre, sin entrar en discusiones: yo soy hijo de la Iglesia.
Sientes una fe gigante... -El que te da esa fe, te dará los medios.
Te lo dice san Pablo, alma de apóstol: "Justus ex fide vivit." -El justo vive de la fe.
-¿Qué haces que dejas que se apague ese fuego?
Fe. -Da pena ver de qué abundante manera la tienen en su boca muchos cristianos, y con qué
poca abundancia la ponen en sus obras.
-No parece sino que es virtud para predicarla, y no para practicarla.
Pide humildemente al Señor que te aumente la fe. -Y luego, con nuevas luces, juzgarás bien
las diferencias entre las sendas del mundo y tu camino de apóstol.
¡Con qué humildad y con qué sencillez cuentan los evangelistas hechos que ponen de
manifiesto la fe floja y vacilante de los Apóstoles!
-Para que tú y yo no perdamos la esperanza de llegar a tener la fe inconmovible y recia que
luego tuvieron aquellos primeros.
¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica! -Da solución a todas nuestras ansiedades, y aquieta el
entendimiento y llena de esperanza el corazón.
No soy "milagrero". -Te dije que me sobran milagros en el Santo Evangelio para asegurar
fuertemente mi fe. -Pero me dan pena esos cristianos -incluso piadosos, "¡apostólicos!"- que se
sonríen cuando oyen hablar de caminos extraordinarios, de sucesos sobrenaturales. -Siento
deseos de decirles: sí, ahora hay también milagros: ¡nosotros los haríamos si tuviéramos fe!
Enciende tu fe. -No es Cristo una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la
historia.
¡Vive!: "Jesus Christus heri et hodie: ipse et in saecula!" -dice San Pablo- ¡Jesucristo ayer y
hoy y siempre!
"Si habueritis fidem, sicut granum sinapis!" -¡Si tuvierais fe tan grande como un granito de
mostaza!...
-¡Qué promesas encierra esa exclamación del Maestro!
Dios es el de siempre. -Hombres de fe hacen falta: y se renovarán los prodigios que leemos en
la Santa Escritura.
-"Ecce non est abbreviata manus Domini" -¡El brazo de Dios, su poder, no se ha
empequeñecido!
No tienen fe. -Pero tienen supersticiones. Risa y vergüenza nos dio aquel poderoso que perdía
su tranquilidad al oír una determinada palabra, de suyo indiferente e inofensiva -que era, para
él, de mal agüero- o al ver girar la silla sobre una pata.
"Omnia possibilia sunt credenti" -Todo es posible para el que cree. -Son palabras de Cristo.
-¿Qué haces, que no le dices con los apóstoles: "adauge nobis fidem!" -¡auméntame la fe!?
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ORACIÓN
A SAN JOSEMARÍA
Oh Dios, que
por mediación de la Santísima Virgen otorgaste
a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole
como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino
de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento
de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también
convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión
de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la
Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando
los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Concédeme
por la intercesión de San Josemaría el favor que
te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
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